Aunque no me de cuenta de que respiro hasta que no me pongo a pensar que estoy respirando (te has parado para fijarte en tu respiración tú también, ¿eh?), lo mismo ocurre con el tiempo. Sé que no tengo edad para obsesionarme tanto con eso, pero no puedo evitar ponerme a pensar mucho sobre el paso del tiempo. Antes no le veía ningún interés a todo eso del Carpe Diem, vive el presente, aprovecha el momento. Y ahora no paro de repetirme que tengo que ser consciente de que tengo que hacer las cosas cuando haya que hacerlas y no perder las horas. Es que se van tan deprisa. Tú estás leyendo esto y algún reloj que tengas cerca está sumando segundos para que pase otro minuto y yo mientras escribo veo desde mi ventana cómo avanza una obra que están haciendo cerca de casa.¿Qué quieres hacer? No, en serio, no es la típica pregunta que plantea un profesor en clase y que nadie hace caso porque tiene cosas mejores que hacer, como preguntarle por el plan del viernes a algún amigo o escribir su nombre en un papel. Lo pregunto otra vez, ¿qué quieres hacer tú?
Ahora mismo puede que no te des cuenta de la importancia de la pregunta como yo, bueno vale, yo seré una rayada y tú no tendrás esa preocupación. Cuando sepas lo que quieres hacer, emplea tu tiempo en dar pequeños pasos hasta conseguirlo y si aún no lo sabes, prepara el camino para que cuando lo sepas, todo sea más fácil. Como dicen los adultos que saben bien de lo que hablo: Niño, estudia.





